martes, 30 de diciembre de 2014

Ser y esperar

Estoy esperando un golpe de suerte
que me ayude a olvidar que ya no vas a venir a abrazarme,
que ya no estarás detrás para sujetarme cuando mi mundo se tambalee,
que ya no habrá un puñado de tréboles en mi pecho,
ni siquiera cuatro pétalos de margaritas que digan que me quieres.

Los intentos se marchan en el desfile de nuestras vidas
al compás vacío de los latidos perdidos
y mis manos se manchan de ruido.
Nos esfumamos lentamente como un vano recuerdo,
la tristeza vuela por cada tejado y no somos capaces de mirar hacia arriba
y mirarla a los ojos por miedo a equivocarnos y rompernos en mil pedazos.

No somos súper héroes,
no soy la capitana de ninguno de tus barcos
porque ya no se mantienen a flote,
a veces ni yo misma puedo hacerlo, imagínate, qué desastre.
Solo zarpamos a oscuras en pesadillas que inundan.
Has dejado de ser mi punto débil
y ahora soy la chica fuerte que vive en los vértices de otras risas,
en todas menos la tuya.

Vivo agarrada a la nada y sueño con el todo,
espero un estallido que me levante los pies del suelo
y me permita encontrarme en ojos que no sean los tuyos.
Amor, estoy cansada de esperar un arreglo
de ser únicamente en pasado
de andar y no llegar nunca a la cúspide
de mirar y no reflejarme en tus pupilas
de buscar y no encontrar una solución.

La próxima vez que me pregunten por mí
intentaré no pensar en ti.
Mientras tanto,
voy a curarme el corazón a base de silencios.



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