Sueños a secas

I. El cordel de la cordura.

Te propongo comenzar la revolución más bonita
que ha presenciado el Universo desde que existe
y le haces sombra.
Descosernos las venas por las que corre vida
entre noches de insomnios abrazados
a la locura compartida que sujeta nuestra cordura.

Ser, contigo, significa vivir sin el límite de lo establecido
y sacudir el arrepentimiento como un juguete viejo.
Estar, sin ti, es lanzarse con cuerdas desatadas
y sentimientos asustados al vacío de la nada.
Parecer, feliz, no es real porque abandoné los intentos hace tiempo
para empezar a sentirlo desde dentro, latiendo.

II. Contracciones ventriculares prematuras.

No dejas de poner mis ventrículos boca arriba
y pocas veces he visto una manifestación de alegría tan bella como esa.
Has abierto la caja de Pandora que guardaba mis ganas de todo contigo
y he tirado la llave al acantilado de tus dedos
para no volver a cerrarla en lo que dura un infinito paralelo.

Recuérdame mientras suena una canción de Bon Iver,
 prometo volver a tiempo para descontar los besos del después,
que nos debemos.
Espero y me desespero cuando bailo y no estás detrás viéndome temblar.
Haces acto de presencia en mi ordenado caos de pensamientos
y te largas sin cuidado.
Todavía aguanto.

III. Sueños y absurdos.

Minutos con complejo de cortos anhelando viajes de ida
sin vuelta atrás a tus clavículas.
Días largos en los que no he dejado de soñar
que venías a quererme de nuevo y apagábamos el mundo de verdad,
con tan solo una caricia tímida buscando tu brújula.

Hacer algo más que esperar tus decisiones
sería perder el tiempo y desde que apareciste
estoy decidida a no hacerlo.
Necesito un solo segundo que no esté inundado de tu silencio
 porque voy a terminar nadando sin descanso
en ideas absurdas que te echan de menos.

Pienso que la revolución explotará en otro momento.
Cuando los versos que escribo dejen de brillar por tu ausencia
y mis sueños no muestren tu nombre.

Simplemente soñarte a secas.