domingo, 27 de abril de 2014

Finales infelices

No sé qué te está pasando por la cabeza
pero ojalá sea yo de puntillas y a solas
para no interrumpir las sonrisas que no van para mí
en esta jodida película.

Voy a escribir una historia sin principios
en la que tú no seas protagonista
a ver si consigo quitarme el papel de loca enamorada.
La sensación de no tenerte me quema a fuego lento
como si lo que marcasen con un beso fuese mi corazón
y no la piel erizada de cualquier suicida con la razón perdida.

Quererse en voz alta y en caricias no es el guión que gritar a ciegas
de memoria en cada calle porque para perderme
tengo que encontrarte y no dejas de ser
un mar apunto de desbordarse.

Resistir sin ti,
capítulo trescientos dieciocho.
Huir ahora mismo me parece más de valientes
que de cobardes porque toda esta trama
no para de quejarse del poco interés que le damos
y lo mucho que nos alejamos en cada desvío de tus manos.
No estamos hechos a prueba de balas que no dañan
y nos hemos convertido
en perfectos humanos desconocidos.

Últimamente lloramos más por dentro
que por fuera, viendo crecer la armadura
que nos protege de nosotros mismos
cuando queremos reincidir en el amor
y no sabemos por donde empezar a matar recuerdos.

Es posible que me reviente la mente
de tanto quererte.
Y el alma de tanto pensarte.
Perdóname por no terminar con un final feliz,
como merezco,
pero es que me quedé en la escena
en la que no decías nada,
ni siquiera,
adiós.



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