viernes, 27 de noviembre de 2015

La guerra por dentro

Escucho a Palestina llorar
a los palestinos gritar
a los sirios caer
a Siria desaparecer.

Veo la sangre correr fuera de las venas
cayendo en la piel.
Las bombas vuelan
los pájaros mueren
las casas sin techo
ni paredes
ni alma
resisten vacías.
Todo plagado de pólvora, ruido y ruina.

En Beirut una madre
abraza el cadáver de su hijo
que no volverá a ver el Sol.
En Gaza la franja separa futuros,
mata sueños y hunde promesas bajo el suelo.

No hay tregua en esta guerra.
No hay banderas
religión
sexo
razas
color o ideologías
que valgan más que una vida.


Las fronteras con miles de huellas
y anhelos sienten cada día
el pesar de un corazón refugiado
que solo quiere latir y vivir.

Ahora París respira miedo
la ciudad que me ha hecho sentir llena
está vacía.
La gente corre y se salva horrorizada de las balas.
La Torre Eiffel ya no preside la paz
y observa desde las alturas la masacre cometida.

Mientras en Occidente las bocas calladas
empiezan  a hablar,
los gobiernos levantan la cabeza
después de las tragedias.

Y todo sigue igual.








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